restauración de muebles antes y después

Hoy, os mostramos el proceso de restauración que hemos seguido, para rehabilitar este precioso mueble escritorio, que no os engañen las fotografías, el formato de este mueble es engañoso, en el documento gráfico, es mucho más pequeño de lo que parece, lo que lo hace aún más bonito.

Es raro encontrarse un mueble, de estas características, en un tamaño tan reducido.

En el planteamiento para la restauración de esta pieza, se ponían de manifiesto, un mezcla tremenda de maderas ,con las que el ebanista, en su día, confeccionó el mueble, cerezo, pino, haya, peral… son algunas de ellas, y como os podéis imaginar, las tonalidades entre ellas son totalmente distintas, unas amarillas, otras más rojizas, otras agrisadas… por esta razón, el gran reto de este trabajo de restauración, ha sido empastar todos los colores del abanico, tan grande, de maderas que componen este escritorio.

Pero no hay nada, que se nos ponga por delante, en nuestro taller de restauración de muebles.

Comenzamos con la ebanistería, ese mueble, tiene una estructura interna hecha de madera de haya, muy resistente, con el punto de dureza justo como para resistir los cambios de temperatura y de humedad.

Encima de esta estructura de haya, está pegada una chapa de madera que se llama reengrueso, esta chapa, se escoge bajo los criterios estéticos del ebanista, para embellecer la cara vista de la pieza, el artesano elige chapas de madera con las vetas más bonitas, para cubrir el mueble a modo de piel.

Éstas maderas, suelen ser de diferentes árboles, e incluso, pueden ser del mismo árbol, pero utilizando partes distintas del mismo, es decir, no es del mismo color una rama de un pino, que el tronco del mismo pino, o incluso, las raíces del mismo pino.

En un mismo árbol, podemos encontrar diferentes texturas y colores de madera dependiendo de la parte que usemos.

Una vez elegidos los dibujos más bonitos de las vetas, y conformado el pastiche de maderas, se aplican tintes y anilinas para igualar los tonos, siempre se procede del mismo modo, se aplican tintes a las maderas más claras, para igualarlas a las más oscuras, ya que una madera se puede oscurecer, pero nunca aclarar.

Cuando pasa mucho tiempo, o si los tintes y anilinas no son naturales, suelen decolorarse, dejando entrever los tonos originales de las maderas, eso es justo lo que le ha pasado a este mueble.

El enemigo número uno, de los tintes sintéticos que se usaban, es el sol, ya que los rayos UVA subliman los metales de las anilinas y pierden prácticamente todo el color.

Es un defecto muy muy común que le pasa a una gran cantidad de muebles.

Como hablábamos antes, las maderas se pueden oscurecer con anilinas tanto como queramos, pero no se pueden aclarar… esto no es del todo cierto, existe un compuesto que se llama ácido oxálico, que en algunas ocasiones, consigue aclarar algunos tonos las maderas más oscuras.

Este taller de restauración de muebles, como veis, está lleno de trucos que, enseñamos todos en las clases de restauración de muebles.

El ácido oxálico, produce una leve abrasión química en la capa más externa de la madera, provocando que se aclare levemente de forma permanente, es como un peeling en la cara, pero una versión un poco más rústica, en definitiva, una técnica de restauración de muebles muy interesante y muy útil.

Una vez que se ha conseguido aclarar, los tonos, de las maderas más oscuras, se barniza todo el mueble para ver el color real de todas las maderas, y así, ir tiñendo cada una de ellas con veladuras de color.

Las únicas maderas que no se tiñen son las más oscuras, ya que son el tono que debemos coger como referencia para todo el mueble, y esto es así porque, ahora sí que sí, no se pueden aclarar más los tonos oscuros, por lo que la única solución que nos queda para igualar toda la superficie, es oscurecer las maderas más claras hasta igualarlas con las más oscuras.

Como podéis ver, el proceso de restauración de muebles, es bastante meticuloso.

El barniz transparente que se utiliza es gomalaca, un barniz tan natural, que se obtiene del excremento de una mariposa nocturna, que, al contacto con la corteza del árbol de la laca, segrega una resina que se mezcla con el excremento, y forma escamas muy finas y suaves.

Éstas escamas se diluyen en alcohol y ya tenemos listo el barniz.

Esta gomalaca, se tiñe con anilinas, que obtenemos de quemar cortezas de árboles, moler las cenizas y diluirlas en alcohol, que al mezclarlo con la gomalaca, conseguimos un barniz transparente con diversas tonalidades.

Por ejemplo, la corteza de la caoba, nos da un tono rojizo que se llama caobina, y la corteza del nogal, nos da un tono verdoso oscuro y se llama nogalina.

En las clases de restauración de muebles, que damos en nuestro taller de restauración, siempre procuramos obtener los materiales de restauración de la forma más nativa posible.

Con el color de base de cada una de las maderas del mueble, y las veladuras de los barnices teñidos que le vamos dando, conseguimos igualar todos los tonos de las maderas.

Cuando se ha conseguido igualar el color de todas las maderas, se añaden 8 capas de gomalaca natural a muñequilla, (haciendo un total de 14 capas de barniz entre las teñidas y las no teñidas)

Se deja secar un mínimo de 48 horas, periodo tras el cual, se le pasa una lana de acero finísima como pulimento.

Por último, añadimos una cera natural que hacemos en las clases de restauración de muebles, con panal, cera de carnauba, esencia de trementina desodorizada y cáscara de naranja.

Esta capa de cera, se abrillanta con una gamuza y da una textura que brilla de forma satinada, dando un sabor antiguo al mueble espectacular, como podéis ver en la galería de fotografías.

Este trabajo de restauración, ha supuesto todo un reto, pero no podemos estar más contentos, con el resultado que hemos conseguido en nuestro taller de restauración de muebles.

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