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Hoy os mostramos el proceso de restauración de este precioso abanico oriental.

llegó al taller de con un tono gris plomizo casi metálico debido a la oxidación de los metales que contenía el barniz.

Lo encontramos en un estado de deterioro muy avanzado.

Dado que la pieza se realizó en origen con materiales nobles, pudimos revertir todos los daños.

El proceso de restauración fue muy laborioso.

Primeramente, limpiamos toda la superficie con agua jabonosa, con esto eliminamos toda la suciedad, que, por el paso de los años, había colapsado los poros.

Tras dejar al descubierto el barniz, lo eliminamos cuidadosamente con un hispo y un disolvente diluido.

Este paso de la restauración, hay que hacerlo con mucho cuidado, ya que es muy fácil eliminar también los pocos restos de laca roja que aún conservaba.

Una vez eliminado el barniz negro y oxidado, dejamos al descubierto la madera de cerezo teñida originalmente de un color rojo intenso.

Este tinte rojo se había preservado con su tono original gracias a la protección del barniz.

Llega el turo de la restauración el barniz, para ello usamos gomalaca, un barniz orgánico al alcohol respetuoso con la madera.

Lo que no se conservó con el paso de los años, fueron las partes doradas que las restauramos con oro en pasta.

Todas las tallas de este abanico están hechas a mano

Para finalizar pulimos el abanico una cera natural que elaboramos en nuestro taller de restauración a base de cera de abeja y cáscara de naranja.

Da gusto ver como una pieza, en un estado de deterioro tan avanzado, termina luciendo con todo su esplendor tras su restauración.

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