
A veces nos encontramos en el taller de restauración con piezas preciosas que han sido sometidas a procesos poco ortodoxos de remodelación, que ponen en peligro la conservación de los mismos.
Es el caso de este precioso reloj de pared que fue pintado con pintura al disolvente.
Para devolver el estado original a esta pieza y hacer una restauración conveniente, hemos realizado muchos pasos que ahora enumeraremos.
Primeramente, dado que la pieza estaba desencolada y la estructura era poco firme, hemos desmontado pieza a pieza todo el reloj.
Cada uno de los fragmentos ha sido decapado para eliminar la pintura blanca.
Para decaparlo hemos usado cristal y cuchillas para después pulir la superficie con lija fina.
En ningún momento se han usado máquinas lijadoras que abren el poro de la madera al lijar en contra de la veta natural.
Una vez que hemos conseguido pulir toda la superficie con lija suave, hemos montado de nuevo el reloj como si de un puzle se tratara.
Para unir las piezas hemos usado cola blanca de madera y una mezcla de serrín con cola para aquellas partes con más holgura.
Conseguida una estructura firme, llega el momento de aplicar tantas capas de gomalaca como sea capaz de absorber la madera.
En este caso concreto hemos dado 10 manos de gomalaca a la totalidad de la pieza.
La gomalaca es un barniz natural que se diluye en alcohol y que además de dar un acabado precioso, nutre la madera en profundidad.
Transcurridas 24 horas, la gomalaca está seca y lista para ser pulida con lana fina de acero.
Pulir con lana hace que la superficie se suavice y quede perfectamente lisa.
Para terminar con el proceso de barnizado aplicamos cera que nosotros mismo preparamos en el taller de restauración.
El pulimento con cera consigue un acabado satinado en la pieza que conserva perfectamente el sabor antiguo de la pieza.
Toda una labor de restauración que devuelve el estado original a este reloj.
Tras terminar el barnizado, hemos empapelado el interior del reloj con un bonito papel texturizado en tonos blanco roto y rosa palo.
Para pegar el papel hemos utilizado un pegamento de base celulosa.
Aún no termina esta esta restauración, llega el turno de los bronces, que hemos pulido con lana de acero y barnizado con gomalaca para lustrarlos y devolverles el brillo clásico del bronce.
Termina la restauración ¡Ya tenemos todas las piezas listas para el montaje!
Primeramente, montamos los cristales biselados con sus respectivos junquillos de sujeción
Por último, montamos cada uno de los bronces y maquinaria del reloj en sus respectivos lugares y, ¡listo!
Todo un reto de restauración superado con unos resultados estupendos.
Galería
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