Lolita dio un cambio radical a sus sillas. Estaban anticuadas y muy serias. Así que quitó el barniz antiguo y las pintó con mezcla de pinturas acrílicas consiguiendo un tono muy cálido.
El acabado fue excepcional pues las pintó con mucho esmero dejando una superficie muy pulida.
El toque es la talla central del respaldo que primero se estucó con yeso+cola de conejo, luego se pintó y después se colocó pan de plata fina barnizada con goma laca.
¡Quedaron de lo más elegantonas!