clases de cerámica

El mundo de la cerámica abarca muchas vertientes estéticas.

Los platos, que normalmente se ciñen al uso culinario, en otras muchas ocasiones se cuelan en el campo de la decoración pudiendo llegar a ser verdaderas esculturas en cerámica.

Estos platos decorativos forman parte de la tradición de muchos países del mundo.

En esta ocasión, os mostramos uno de una serie de 99 platos de cerámica decorativa que iremos colgando poco a poco en este apartado de nuestra web.

El primer animal elegido para modelar en esta serie es, para mi gusto personal, el rey.

El leopardo, rey de lo elegante, del color, de lo extravagante e incluso de lo kitsch.

Este animal, amén de ser adalid de numerosas marcas de lujo muy famosas, representa lo regio y poderoso en su estado más puro.

Hemos usado diferentes pastas para modelar esta pieza, ya que cada una de ellas nos aporta cualidades específicas para llevar a término la pieza con éxito.

Primeramente, modelamos el plato, que nos va a servir de soporte, con una pasta cerámica refractaria.

La cerámica refractaria es muy fuerte y soporta grandes tensiones y peso perfectamente.

El plato ha sido decorado por la cara vista con esmalte cobrizo en segundo fuego y lustre dorado en tercer fuego.

Por la parte trasera del plato, hemos elegido un espolvoreado turquesa sobre una base de esmalte blanco roto.

Las hojas decorativas las hemos modelado en porcelana ya que con ellas se puede alcanzar gran nivel de detalle y finura.

Estas hojas han sido texturizadas con hojas naturales y esmaltadas con pátinas de óxidos colorantes y esmaltes transparentes verdes e incluso algún esmalte reactivo.

Para modelar la cabeza del leopardo hemos utilizado pasta cerámica albina de alta temperatura, más resistente que la porcelana y también con gran plasticidad para alcanzar un grado alto de detalle.

Primeramente, hemos bizcochado la cabeza de leopardo a 980 grados, así preparamos el material para poder ser esmaltado debidamente, esto es lo que denominamos en cerámica como primer fuego.

Una vez bizcochado, hemos esmaltado la cabeza con una base transparente de mucho brillo en un segundo fuego a 1300grados.

El esmalte brillante es ideal para hacer una sobrecubierta y obtener un brillo espectacular al final del proceso.

Para terminar, hemos añadido óxidos colorantes en tercer fuego (750 grados) con los que hemos inundado de colores llamativos la cabeza del leopardo.

Una vez terminadas las piezas tan sólo nos quedaba unir el conjunto, y listo, el primer palto de esta serie está preparado para destacar y centrar la atención del sitio donde sea ubicado.

Todo un lujo con el que podemos disfrutar tanto del proceso de realización como con el resultado final.

La cerámica decorativa siempre ha tenido un hueco muy importante en todas las casas y no tienes límites en cuanto a diseño

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